martes, 26 de abril de 2016

Aprendiendo a estar sola


Nadie me dijo que esto iba a ser fácil. 
Tomar decisiones tiene unas consecuencias y hay que asumirlas. 
Como me está tocando hacer estas últimas semanas. 
Y es que se hace duro. 
Decidí alejarme, poner tierra de por medio con ciertas personas que,
 a mi parecer en estos momentos de mi vida, no me aportan aquello que necesito. 
Noto un vacío muy grande que me está costando llenar. 
Me siento deshubicada en muchas ocasiones, sin saber qué hacer, dónde ir, etc... 
Hay momentos en los que no puedo evitar sentirme muy sola. 
Sin embargo, es algo que necesito para encontrarme a mí misma. 
Sé que he de pasar por esto. 
Tan solo es una etapa personal, de crecimiento, de conocimiento interior.
Conforme pasan los días, se va haciendo más llevadero. 
Me voy sintiendo mejor y me doy cuenta de haber hecho lo correcto en el momento adecuado. 
Esta pausa me está viniendo muy bien. 
Y me están yendo mejor las cosas. ¿Casualidad? No, no lo creo.
 Quizá debí hacerlo antes... Aunque ya no hay vuelta atrás... 
Sé que hay personas que no entienden mi actitud ni por qué hago lo que hago. 
Pero no tengo ganas de dar explicaciones. 
Ya me cansé de eso. 
No me sirvió de nada antes, tan solo para cansarme, irritarme y frustrarme. 
Y, si me quieren, han de aceptarlo. Ya estaré más receptiva, más adelante. 
Ahora, es tiempo de ocuparme de mí misma. 
Pues necesito tiempo para mí. 
Aunque a veces me cueste aceptarlo o me sienta extraña. 
Ese tiempo a solas que pasamos con nosotros mismos sin que nos haga daño,
 que nos sana
no es lo mismo que estar realmente solos. 
Estoy aprendiendo a convivir con ello. 
Y no se está tan mal. 
Me proporciona cierta libertad que antes no tenía.
Voy, vengo; hago y deshago a mi antojo. 
Incluso he vuelto a escribir ¡¡por fin!!
Las musas parecen acompañarme en mi camino
y tengo algunos proyectos en mente que, poco a poco,
voy dando forma y vida. 
Espero poder, en breve, tener alguna historia terminada. 
Es una gran satisfacción poder sentarme a escribir con una idea en mente,
más aun con dos o tres a la vez, y faltarme tiempo para poder dedicarme a ello.   
Va a ser cierto que...
¿Estando solos acabamos encontrándonos a nosotros mismos?


lunes, 18 de abril de 2016

Mitomanía


La mitomanía es un problema que afecta a personas con un nivel de autoestima muy bajo. Es su forma de llamar la atención, a través de la exageración o de la invención de historias o anécdotas. Adoptan una posición que les hace parecer más importantes, afortunadas, ricas o inteligentes porque quieren impresionar y que los demás les acepten y les respeten porque tiene mucho miedo al rechazo social.

Los mitómanos buscan aumentar su nivel de autoestima con la mentira. Muchos no persiguen un beneficio económico, sino que saben que mienten y disfrutan con ello. Les encanta engañar a personas que son más importantes o inteligentes que ellos.

Otras veces es un comportamiento habitual que empezó como un recurso para salir de un apuro o conseguir algo. Si es reiterativo y se constata que funciona ante los demás, se convierte en hábito. Algunos grandes mentirosos, como los timadores, son modelos para quien quiere lograr algo de manera rápida y sin esfuerzo.
 
El objetivo de los mitómanos es ser el centro de atención de su auditorio. Por este motivo, eligen como tema de sus mentiras grandes gestas o grandes dramas personales. Es decir, buscan la atención a través de la admiración o la compasión de los demás. o de inventar un historial académico, profesional o artístico impresionante.

En otros casos, se exageran hasta el drama acontecimientos que para otras personas pueden ser normales, como contratiempos cotidianos o roces de poca importancia con compañeros de trabajo.

No es habitual que las personas que sufren mitomanía acudan a un especialista en busca de ayuda psicológica. Su objetivo es mentir sin que se sepa que mienten. Las personas allegadas y las víctimas son quienes, en general, denuncian la situación y buscan ayuda.

En todo caso, el tratamiento psicológico requiere siempre la colaboración activa del paciente. Pero esto es difícil, ya que no se consideran enfermos por ser mentirosos o, por las satisfacciones que obtienen, carecen de interés por cambiar. Ahí reside la dificultad de que un mitómano inicie un tratamiento. La importancia de que las personas de su entorno le hagan entender que sus mentiras no se aceptan y no conducen a nada.

Una psicoterapia psicoanalítica puede permitir en algunos casos, mediante un trabajo de introspección, buscar otra manera de responder y reaccionar a las situaciones estresantes. Un abordaje terapéutico conductual puede tener también algún efecto positivo. 
 
No hay datos concisos sobre el porcentaje de personas afectadas por este problema. Tampoco se sabe si afecta más a hombres o a mujeres ni hay rasgos específicos de personalidad que caractericen a los mitómanos, aparte de la tendencia a sufrir una baja autoestima. Pero hay probabilidades de que se diagnostique con mayor frecuencia en los trastornos de la personalidad antisocial, narcisista, histriónico y límite.

No se debe confundir la mitomanía con la simulación, en la que el sujeto es plenamente consciente de los relatos que cuenta y de sus acciones. En la mitomanía, la motivación es inconsciente, aunque esto no significa que el mitómano no se dé cuenta de que miente.

El interés que suscitan las historias inventadas en las personas que las escuchan satisface al mitómano y refuerza su enfermedad. Es frecuente el rol del psicópata seductor, que destaca por un encanto superficial, pero que "hunde en el aspecto emocional a la víctima y obtiene de ella todo lo que puede: dinero, posición de influencia o sexo".