miércoles, 28 de mayo de 2014

    Mis lágrimas

    Mis lágrimas son transparentes
como el agua cristalina,
y solo caen por mi cara
cuando alguien las obliga.

Cuando alguien sin reparo,
sin corazón y mal sano,
hacen que brote en mis ojos
un sentimiento muy humano.

Llorar es de buena gente,
de gente sana diría,
por eso no me avergüenzo
de llorar si hiciera falta cada día.

Porque tengo yo muy dentro
un corazón que así late,
por cada uno de mis sentimientos,
daría lágrimas de sangre.




miércoles, 21 de mayo de 2014

Un gran fin de semana. Cumpleaños, salidas, afrontamientos, reencuentros y exposiciones


Este fin de semana ha sido mucho mejor de lo que pensaba que sería. 

Para empezar el viernes fue mi cumpleaños y no tenía previsto hacer nada, pues el hecho de ser tal fecha para mi no lo convierte en especial, sino que lo considero un día más, normal, un día como cualquier otro... Aún así recibí mensajes, llamadas, felicitaciones, etc. por parte de amigos y familiares. Ese mismo día salí con un@s amig@s a cenar. Estuvo bien y yo estuve bien, sin agobios, tranquila, como un día cualquiera en el que me junto con ciertas personas a cenar y pasar el rato.

Tan solo estaba nerviosa por una cosa; los planes que me habían salido para el sábado por la noche. Pues desde que recibí cierto mensaje, mis nervios se pusieron a flor de piel, hasta tal extremo de entrar en pánico. Esa noche a duras penas pude dormir bien, pues se me había metido el nerviosismo en el estómago...

Y es que, una buena amiga, llevaba un tiempo insistiendo en que conociera a cierta persona, y yo siempre encontraba alguna excusa para no hacerlo, huía de la situación como podía... hasta que al fin, con mucho nerviosismo por no decir pavor, acepté su propuesta, animándome así a salir de casa, exponerme a la situación, conocer personas nuevas e interactuar con ellas... claro que yo esperaba que fuera más bien tomar un café en cualquier cafetería con ellos y no una cena en casa de ésta persona...

Una vez tuve la dirección, busqué en internet cómo llegar hasta allí, pues no conocía la zona y no me agradaba mucho coger el coche e ir tan lejos y, menos aún, siendo de noche. Pero sabía que ese encuentro me haría bien... aunque no estaba convencida del todo en ir, pues mis nervios me tenían enferma desde el día anterior. Iba a llamar a mi amiga para decirle que no, que no iba a ir definitivamente... pero se me anticipó y recibí su llamada y ahí ya no me atreví a hacerlo... confío mucho en ella y si tanto insistía es porque era beneficioso para mí.

Así que, finalmente acudí a la cita. Salí con tiempo de casa y siendo aun de día con la esperanza de encontrar el sitio y no perderme por el camino. Afortunadamente eso no ocurrió y llegué directa, sin ningún problema y antes de tiempo, pues no había llegado nadie aun. El rato de espera me sirvió para tomar aire y relajarme un poquito.

He de reconocer que no fue tan horrible, como mis propios pensamientos vaticinaban ya el día anterior, más bien fue todo lo contrario. Me llevé una gran alegría al volver a verlos, después de tanto tiempo, y en el momento de presentarme a estas personas, sí, estaba nerviosa, más que nerviosa, pero esos nervios se fueron esfumando poco a poco, pues son gente muy agradable y estuve muy a gusto con ellos toda la noche.
Al principio, ya en casa seguía con cierto nerviosismo pero conforme fue avanzando la noche éste desapareció por completo y se me pasaron las horas volando.
Sin embargo, miedo me da preguntar qué pensaron o pensarán estas personas con respecto a mí, qué les habré parecido... si les habré caído bien o no... sé que habría de darme igual... pero hay momentos en que no dejo de preguntármelo, sé que no debería interesarme por eso... pero es otro de mis grandes retos, aún a combatir, el querer saber lo que opinen de mí los demás... cuando ésto no está en mis manos y no me hace ningún bien...

Fue todo un acierto por mi parte acudir a aquella cita, pues a pesar de los nervios, los pensamientos negativos, las predicciones, la angustia que sentía y el miedo tan grande que se apoderó de mí... fue una velada muy agradable. Disfruté de buena compañía, sintiéndome cada vez más cómoda y relajada. Escuchando atentamente sobre el tema que me llevó hasta allí. Estuve pendiente en todo momento de aquello que me contaba, escuchando sus consejos, su experiencia... miraba a los ojos más de lo que vengo haciendo habitualmente y, es que, transmitían todos, confianza y serenidad...

Sé que podría haber ido mejor, por ejemplo, yo interactuando más, preguntando más cosas e interesándome mucho más al respecto, pero para mí ya es todo un logro lo conseguido esa noche.
Puede que, en un principio, no pareciera interesada en el tema, pero no, no es así, lo estaba y mucho, pues era de gran interés para mí, por eso escuchaba y escuchaba incapaz de formular preguntas.
Pero a pesar de eso, me ha venido muy bien y servido de gran ayuda, pues desde entonces estoy mucho más animada al respecto, más tranquila y segura, con más fuerzas, energía y motivada, con ganas de seguir adelante y luchar, luchar por mí y mi bienestar.
Desde esa misma noche estoy contenta, feliz, alegre y todos los sinónimos que puedan existir no solo por haberme enfrentado a mis miedos, pues desde ese día no he tenido compulsiones, no han habido picoteos, ingestas compulsivas, ni ansiedad, no me he vuelto a auto-lesionar... (puede que sea pronto para decirlo pero cuatro días sin esas conductas es todo un logro) y todo esto ya es un gran paso para mí, además de haberme expuesto y afrontado una situación que me generaba tanto pavor. Me siento bien y espero seguir así mucho tiempo más.

Una vez más no me queda otra que agradecerte a ti, Mamen, tu ayuda, apoyo, tu esfuerzo y todo lo que haces por mí, a pesar de la distancia y el tiempo que hacía que no nos veíamos, sigues estando ahí, lo cual me hace sentir muy afortunada.
Salgo muy reforzada de esta experiencia. Mil gracias de corazón.
Por fin, estoy contenta conmigo misma por haberte dicho que "sí" a algo y no el maldito "no sé" de siempre.


miércoles, 14 de mayo de 2014

Trastorno de la personalidad por evitación (TPE)


Es una afección psiquiátrica en la cual una persona tiene un patrón vitalicio de sentirse muy tímida, inadecuada y sensible al rechazo.

La causa de trastorno de la personalidad por evitación se desconoce. Los genes o una enfermedad física que cambió la apariencia de la persona pueden jugar un papel. Aproximadamente el 1% de la población padece este trastorno.

La  principal característica es un patrón generalizado de inhibición social; sentimientos de inadecuación; hipersensibilidad a la evaluación negativa, rechazo o desaprobación; y evitación de la interacción social, que comienzan en la adolescencia o al comienzo de la edad adulta y que se da en diversos contextos.

Las personas con trastorno de personalidad por evitación se consideran socialmente ineptos, con escaso atractivo personal y evitan la interacción social por temor a ser ridiculizados, humillados o rechazados, o simplemente desagradar. Tienen la creencia de que el resto de las personas lo están juzgando o criticando constantemente, por su aspecto, sus acciones, etc. Esto hace que estos sujetos “eviten” cualquier situación en las que puedan ser criticados, volviéndose solitarios y reacios a relacionarse con otras personas. Realmente, desearían poder tener estas relaciones, pero su complejo de inferioridad, que proyectan en los demás, se lo impide.

Los comportamientos de evitación afectan negativamente en la actividad laboral, porque estas personas suelen eludir los tipos de situaciones que pueden ser necesarias para alcanzar las demandas básicas de trabajo o para ascender.



El TPE se reconoce por los siguientes estilos comportamentales e interpersonales, de pensamiento o estilo cognitivo, afectivo y emocional:
  • Extrema timidez o ansiedad en situaciones sociales, a pesar del fuerte deseo de intimar.
  • Estilo interpersonal: hipersensibilidad al rechazo/crítica/desaprobación. Aun cuando desean fuertemente acercarse a otros, guardan distancias y se aseguran de contar con aprobación incondicional antes de abrirse. Tienden a poner a prueba a los demás para darse cuenta en quién pueden confiar.
  • Estilo comportamental: tendencia al distanciamiento social, vergonzosos, tímidos, desconfiados y distantes. Comportamiento y discurso controlado. Se muestran solitarios, aprensivos y embarazosos.
  • Estilo cognitivo: perceptualmente vigilante, permanentemente escaneando el medioambiente buscando datos que puedan ser potenciales amenazas o aceptaciones.
  • Estilo afectivo-emocional: marcado por la vergüenza y la aprensión. Dado que la aceptación incondicional es relativamente rara, experimentan rutinariamente tristeza, soledad, angustia y alta tensión. Cuando están más angustiados describen sentimientos de vacío, desamparo, desolación y despersonalización.
  • Pueden aparecer ideaciones suicidas.
  • Aislamiento social autoimpuesto.

  • Graves dificultades para establecer relaciones interpersonales.

  • Evitan el contacto físico, ya que lo asocian con estímulos desagradables o dolorosos.

  • Sentimientos de inadecuación o ineptitud. Sentimientos de autodesprecio e inferioridad.
  • Muy baja autoestima debida a la devaluación de sus resultados y el énfasis desmedido en sus defectos.
  • Desconfianza, temerosidad o suspicacia respecto a los demás.

  • Labilidad emocional.

  • Distanciamiento emocional cuando intiman.

  • Muy auto conscientes de sí mismo.

  • Auto críticos con sus problemas para relacionarse.

  • Déficit en habilidades sociales.
  • Problemas psicosociales derivados (dificultad en el funcionamiento social, académico o laboral).
  • Incapacidad o dificultad para tener relaciones íntimas, románticas o sexuales.
  • Percepciones subjetivas de soledad, aunque otros pueden encontrar la relación con ellos significativa.
  • Quedan relativamente aislados socialmente y suelen carecer de una red de apoyo en las situaciones de crisis. En algunos casos suelen fantasear idealizando las relaciones con los demás.
  • En algunos casos extremos, síntomas agorafóbicos.
  • Tendencia a la fantasía, la procrastinación, y la evitación “cognitivo-afectiva”, como una forma de escapismo de su realidad, y para interrumpir los pensamientos dolorosos.


Un trastorno muy duro de afrontar. Y más común de lo que podamos imaginar. Doy fe por propia experiencia. Solo la lucha constante sirve para conseguir, poco a poco llevar una vida normal.
(Lunnaris)



miércoles, 7 de mayo de 2014

Reflexiones...


Hay momentos en la vida en los que te cansas de todo, incluso de ti mism@, 
y solo deseas encontrar esa paz que andas buscando tanto tiempo. 
Llega ese momento en que, sea cual sea tu problema, se convierte en algo insignificante, 
restándole valor y te preguntas ¿por qué me angustiaba tanto por ésto? 
mas no hayas una respuesta satisfactoria. 
Te das cuenta de cuan tont@ has sido todo este tiempo y te ríes de ti mism@ por dar 
tanta importancia a este hecho... y es que hay veces que nos angustiamos 
por cosas que realmente son simples y no lo merece. 

Hoy día, me río de mí misma, por tantas cosas que me han traído de cabeza todos estos años y 
ahora veo sin importancia, preguntándome una y otra vez ¿por qué? 
¿por qué le di tanta importancia, dejando así, que la angustia domine mi vida?
No soy la que era hace unos años. 
Valoro todo antes de tomar decisiones, sin agobios, sin prisas, sin dejar que nadie decida por mí... 
Sé que muchas veces tomo la decisión equivocada, como todo ser humano, 
pero aprendo de mis errores para no volver a caer en ellos... 

A veces echo la vista atrás y me pregunto si hice bien haciendo ciertas cosas...
y, sinceramente, no me arrepiento de nada.
Hay cosas que me permitieron vivir, ser y sentir, salir a la vida despreocupadamente
y me quedo con eso, con las cosas buenas que me han ido ocurriendo por el camino...
desechando todo lo malo, pues no merece la pena vivir pensando
en todo aquello que nos hace mal.

Voy aprendiendo, poco a poco, a establecer prioridades, para poder así,
al fin, superar todos esos problemas (que no son pocos) que me llevan de cabeza...
mas hay algo que aun no consigo encauzar... y no es otra cosa que mi futuro...

Ando algo perdida, desorientada... sin saber qué rumbo tomar,
sin saber qué es aquello que me motivaría y llenaría a nivel personal y  profesional
a crear una base, por simple que sea, de cara al día de mañana...
antes lo tenia claro... pero ahora... ya no me llena lo que hacía... no me interesa,
de echo estoy cansada... y me gustaría poner otro rumbo, otro sentido a mi vida...
Pero ¿el qué? Esa es la cuestión...
pues, no hallo nada que me guste y motive en estos momentos...

¿Algún consejo?




jueves, 1 de mayo de 2014

Chantaje emocional

Todos, en un momento dado, hemos pasado por alguna de estas situaciones, sin embargo, 
yo siento que estoy atrapada en ella demasiado tiempo. 
Desde que tengo uso de razón, por ciertas personas de mi círculo más íntimo, 
me siento coartada en ocasiones y obligada a hacer cosas que no deseo en momentos 
que no me apetecen para no hacer enojar a otras personas. 
Claro, luego está esa sensación de culpa por no haber cedido ante la insistencia 
y amenazas de la persona en cuestión. 
No sé cómo lo hacen pero consiguen hacerme sentir mal.
Pero con el paso de los años me he ido haciendo más fuerte y aprendiendo a canalizar 
esos sentimientos para evitar así que me afecten de manera considerable. 
Y todo pasa por no dejarse pisotear ni ceder ante la insistencia de los demás sin dejar de lado tus valores. Anteponer éstos a los deseos ajenos. 
Me ha llevado tiempo y, de vez en cuando, vuelvo a caer, 
pero cada vez son menos las situaciones en las que me veo envuelta. 
Aprendiendo a decir "NO" de la manera más asertiva posible, 
dándome igual así, lo que piensen los demás de mí. 
No voy a permitir que, por tener los problemas que tengo, se aprovechen de mi. 

                                                                                (Lunnaris)

El chantaje emocional 

 
El chantaje emocional es una forma de control que recurre a la culpa, la obligación o el miedo para conseguir que otra persona actúe de acuerdo a unos intereses que van en favor de quien hace el chantaje. Una manera de manipular la voluntad ajena que se basa en provocar sentimientos negativos de los que la persona chantajeada no parece poder salir salvo que haga aquello que quiere el "chantajeador". 

No todos los grados de chantajes son iguales, ni responden a los mismos objetivos. Algunos son inocentes, casi inofensivos; sin embargo otros, son tan retorcidos que pueden terminar dinamitando psicológicamente a la otra persona. La manipulación llevada al extremo puede dejar una herida emocional muy dañina para la persona que lo sufre.

El chantajista emocional ejerce el papel de víctima, probablemente lleno de inseguridades y miedos. En lugar de hacerse cargo de sus limitaciones, carga sobre el otro esas debilidades, provocándole sentimientos negativos. El chantajeado acepta, principalmente, por temor a las consecuencias, al enfado o a que el chantajista cumpla con sus amenazas


Cuando nos chantajean emocionalmente, nos sentimos atrapados porque:


  • Por un lado, si cedemos, nos sentimos molestos y enojados con la persona que nos está manipulando y con nosotros mismos y el resentimiento se va acumulando.

  • Por el otro, si no cedemos:
    • Provocamos el enojo o ira de la otra persona y como consecuencia somos amenazados o agredidos verbalmente.
    • El chantajista nos deja de hablar.
    • Nos quita el dinero, la ayuda o cualquier otra cosa en la que dependemos de él.
    • Se autocastiga, dejándose de cuidar (por ejemplo de tomar sus medicinas o seguir su dieta, si está enfermo).

        
      La víctima se siente indefensa e incapaz de tomar decisiones basadas en sus propias necesidades o deseos, por: 

      • Miedo a:

        • Ser rechazada,
        • Perder la relación,
        • Perder el amor del chantajista, aunque se mantenga la relación,
        • Que la otra persona la haga sufrir, por ejemplo dejándole de hablar,
        • Que cumpla sus amenazas de no darle lo que necesita (que deje de ser importante para ella, que se busque otra persona, etc.).

      • Sentimientos de culpa por:

        • Hacer sufrir al chantajista,
        • Ser malos y egoístas o
        • Pagarle tan mal por todo lo que el chantajista ha hecho por la víctima.
                   
                                                 (Fuente: Lamenteesmaravillosa)