domingo, 25 de febrero de 2018

El viaje íntimo de la locura


En el jardín hay un cerezo dormido,
pero parece muerto. 
Este otoño comenzó a sentirse apático,
y la dejadez se apoderó de su espíritu. 
La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, 
decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo 
para reflexionar sobre su relación, 
y se marchó de vacaciones,
dejándole en un estado de abatimiento 
que hizo que se fuera consumiendo poco a poco 
hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: 
el aletargado esqueleto de un cerezo; 
una osamenta de madera clavada al suelo, 
que sólo espera que regrese la vida.