En el jardín hay un cerezo dormido,
pero parece muerto.
pero parece muerto.
Este otoño comenzó a sentirse apático,
y la dejadez se apoderó de su espíritu.
y la dejadez se apoderó de su espíritu.
La vida, cansada de verle abúlico y desastrado,
decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo
para reflexionar sobre su relación,
y se marchó de vacaciones,
dejándole en un estado de abatimiento
dejándole en un estado de abatimiento
que hizo que se fuera consumiendo poco a poco
hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora:
el aletargado esqueleto de un cerezo;
una osamenta de madera clavada al suelo,
que sólo espera que regrese la vida.
triste, pero acertado no solo para el invierno sino por la terrible sequía que parece que insta cada temporada. Me ha gustado mucho. Un saludo literario. Nos vamos viendo.
ResponderEliminarAbrazo!!