miércoles, 29 de abril de 2015

"TAE" Trastorno Afectivo Estacional


Sé que últimamente ando muy decaída, y mis post son algo tristes,
pero es así como me siento realmente en estos momentos.
 No sé si en alguna ocasión os habrá ocurrido algo similar pero... siento que estoy demás.
Pues no hallo la manera de encajar en ningún sitio... 
Siempre estoy intentando salir y relacionarme, sin embargo… 
no me siento bien ni a gusto con nadie, 
tengo momentos en los que no sé qué pinto en ninguna parte. 
Me siento de más, que estorbo, que molesto, que soy un incordio para los demás… 
es una sensación muy desagradable… 
Aunque intente incluirme en grupos e integrarme y ser una más de ellos… no lo consigo… 
ese sentimiento me acompaña cada vez más a menudo... en todo momento… 
en cualquier lugar... en cualquier situación... 
sea con quien sea que esté... ya sean amigos, conocidos o familiares... 
y me hace sentir terriblemente mal… 
No imagináis la tristeza tan profunda que me causa esto, la angustia y la soledad que siento... 
y sobre todo ese vacío tan grande que siento en mi interior 
que no sé explicar ni cómo llenar...

Me han llegado a decir que es normal en este período del año cuando llega el cambio de estación.
Según dicen, a algunas personas nos afecta más que a otras y, parece ser que es cierto.
Ya el año pasado, descubrí un término que no conocía y ese es el "TAE"
o "Trastorno Afectivo Estacional".
Este trastorno es un tipo de depresión que está relacionado generalmente con el otoño y el invierno
 y, aunque es menos común, también ocurren casos en primavera y verano.
Parece ser que a mi me ocurre en ambos casos.
En cualquiera de los casos los síntomas suelen comenzar de manera moderada
y se hacen más severos a medida que van transcurriendo los días.
Nadie sabe a ciencia cierta a qué se debe este trastorno.
Los expertos creen que está en la falta de luz debida al acortamiento de los días.
El estar expuestos a menos luz natural puede afectar los niveles de ciertos neurotransmisores
implicados en el estado de ánimo, como la serotonina o a la melatonina,
hormona que desempeña un papel en los patrones de sueño y humor.
Y en el caso de la primavera al contrario, al incremento de las temperaturas.
Lo cual altera el reloj interno de nuestro cuerpo.
No todas las personas que padecen  "TAE" tienen los mismos síntomas.
Algunos de ellos son:

- Tristeza, ansiedad o sentimientos de "vacío"
- Sentimientos de desesperanza y/o pesimismo
- Sentimientos de culpa, inutilidad o impotencia
- Irritabilidad, desasosiego
- Pérdida de interés en actividades que antes solía disfrutar
- Cansancio y disminución de energía
- Dificultad para concentrarse, recordar detalles y tomar decisiones
- Dificultades para dormir o dormir demasiado
- Cambios de peso
- Pensamientos de muerte o suicidio

Llevo ya un tiempo observando este tipo de comportamiento en mi, también he notado
dolores de cabeza fuertes y persistentes o mareos
pero no sabía bien a qué se debía. Lo consulté con mi psicóloga y me dijo que no me preocupara,
que era algo transitorio y que se pasaría en breve, que no me agobiara por ello.
Intento no hacerle caso a este estado pero no imagináis con qué fuerza me asaltan
esos pensamientos negativos y esos sentimientos de culpabilidad y desesperanza,
es de lo peor que he podido sentir en mi vida y tengo que hacer un gran esfuerzo
para afrontar este estado; armarme de valor para salir de casa a pasear y airearme un poco
o acercarme a la tienda de unas amigas y charlar con ellas;  me sienta bien hacerlo,
pero cuesta muchísimo ponerse en marcha, activarse y no dejarse arrastrar
 por ese pesimismo que tira de una para hundirte en la más oscura de las profundidades.
A veces, incluso, me cuesta hasta detectar mis propios pensamientos
y otras me da por pensar demasiado, que no sé qué es peor... 
Cosas como:
"Ya está aquí una vez más esa horrible sensación,
¿por qué no puedo dejar de sentirme así?
¿Por qué se repite constantemente una y otra vez?
¿Por qué mi mente no me deja vivir en paz? ¿Realmente es cierto?
¿Soy una carga, un estorbo? ¿Por qué me empeño en ponérmelo tan difícil?
No puedo más, esto es angustioso.
Ojalá tuviera el valor necesario para ponerle fin a todo esto
¿De qué me sirve tanta lucha y tanto esfuerzo?"
Es cierto que, en muchas ocasiones desearía tirarlo todo por la borda,
una está cansada de luchar contra sus demonios;
cuando creo que estoy venciéndolos, vuelve (o aparece) otro con todas sus fuerzas y...
¡¡zas!! otra vez me vengo abajo. Es una lucha constante.
Lo peor es que en casa no entienden lo que me ocurre,
yo sé que no lo hacen con malas intenciones pero, en vez de ayudarme,
acaban atosigándome más de lo que estoy.
No hay cosa que odie más que intenten dirigir mi vida y me digan en todo momento lo que he
de hacer, es superior a mí. Tengo que controlar mi malhumor. Y aprender a no hacer caso.
Así que, para salir del estado en que me encuentro, procuro obligarme a salir de casa ahora
que hace buen tiempo y pasear, andar por la ladera del río, zona que está habilitada para hacer deporte
y muy concurrida. Me llevo mi mp4, me pongo los cascos y a escuchar música,
me relaja y cuando estoy cansada, me siento en un banco, saco mi libreta y rodeada de deportistas
y palmeras dejo que la inspiración me encuentre y me pongo a escribir.
Es curioso, a pesar de la gente que hay allí, sentir la calma que se respira.
Es un pedacito de cielo en plena ciudad, tanta belleza y tanta armonía junta.
Vuelvo renovada a casa.

Si alguien más padece de "TAE" exponerse a la luz es uno de los tratamientos que suelen recomendar
antes de medicar al paciente por eso es bueno salir a la calle, ayuda mucho doy fe de ello.
Y, aunque tarda un tiempo en pasarse, poco a poco vas sintiéndote mejor.
Por el momento voy levantando cabeza, poco a poco, ya apenas me duele y estoy de mejor humor,
estoy quedando con amig@s, saliendo... no me siento tan mal, solo son episodios aislados.

Ahora quiero centrarme otra vez en escribir, tengo un cuento pendiente de acabar y... bueno...
Sé que no os lo he contado pero al final me convencieron para mandar uno de mis relatos a concurso.
Leí las bases de éste, las cumplía todas y lo presenté. El día 20 de Abril finalizó la fecha de entrega
y hasta la primera quincena de junio no se sabe la resolución del jurado, así que...
¡¡deseadme suerte, chic@s!!


jueves, 23 de abril de 2015

El tiempo


El tiempo lento pasando
acaso sin darme cuenta,
caminando en la tormenta
sin disponer del espacio.

Apreciar si es bueno o malo
el vivir esta emboscada,
donde me veo implicada,
después de un feliz pasado.

Congoja en mis venas siento,
coleccionando desgana,
por esta insolente carga
que me niega el movimiento.

Habita el cuerpo angustiado
un extraño que me acosa,
cayendo losa pesada
de mármol sobre mi cráneo.

En periodo abandonado
me voy viendo sometida,
sin saber buscar salida
por salir de este letargo.

Todas las noches mi cuerpo
condicionado a Él acaba,
portando carga pesada
sin saber por cuanto tiempo

Siempre esperanza mantengo
de encontrar una salida,
porque la angustia vivida
hace mi vida un infierno.


viernes, 17 de abril de 2015

Te deseo


 Te deseo primero que ames, y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar.
Te deseo también que tengas amigos,
y que, incluso malos e inconsecuentes,
sean valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar.
Y porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces,te cuestiones tus propias certezas.
Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no te sientas demasiado seguro.
Te deseo además, que seas útil, mas no insustituible.
Y que en los momentos malos, cuando no quede mas nada,
esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.
Igualmente, te deseo que seas tolerante;
no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil,
sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven no madures demasiado de prisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.
Te deseo de paso que seas triste. No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena,
que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.
Te deseo que descubras, con urgencia máxima,
por encima y a pesar de todo,
que existen, y que te rodean,
seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.
Te deseo que acaricies un gato,
alimentes a un pájaro
y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal,
porque de esta manera, te sentirás bien por nada.
Deseo también que plantes una semilla, por mas minúscula que sea,
y la acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuantas vidas esta hecho un árbol.
Te deseo, además, que tengas dinero, porque es necesario ser practico.
Y que por lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero frente a ti y digas:
"Esto es mío",
solo para que quede claro quien es el dueño de quien.
Te deseo también que ninguno de tus afectos muera,
pero que si muere alguno,
puedas llorar sin lamentarte
y sufrir sin sentirte culpable.
Te deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer,
y que siendo mujer, tengas un buen hombre,
mañana y al día siguiente, y que cuando estéis exhaustos y sonrientes,
hablen sobre el amor para recomenzar.
Si todas estas cosas llegaran a pasar,
no tengo mas nada que desearte,
¡¡¡SINO QUE SEAS FELIZ!!!

(Sergio Jockymann)

martes, 14 de abril de 2015

Me enseñaron


Me enseñaron a avergonzarme de mi cuerpo, 
de mis actos, de mis pensamientos.
Me enseñaron que lo que pienso es absurdo, que lo que hago es ridículo, 
que lo que deseo es sucio.
Y aprendí a no decir lo que pensaba, 
por vergüenza de que alguien a mi alrededor pensara algo mejor.
Y aprendí a no hacer lo que me apetecía, 
por vergüenza de que alguien a mi alrededor creyera que era inoportuno.
Y aprendí a no perseguir lo que deseaba, 
por vergüenza de que alguien a mi alrededor opinara que era inapropiado.
No contenta con someterme a la mirada externa, 
me plegué también a la vergüenza ajena.
Y aprendí a preguntarle a la vergüenza cómo vestirme, 
no vaya a ser que alguien pensara que voy buscando gustar, destacar. 
Y aprendí a escuchar a la vergüenza al desnudarme, 
no vaya a ser que me sintiera cómoda en mi cuerpo, 
y me acostumbrara a enseñar(me)lo sin miedo. 
Y aprendí a consultar con la vergüenza antes de abrir la boca, 
no vaya a ser que dijera sin filtro lo que me pasa por la cabeza, y se enterara la gente.
Y dejé de bailar, de reír a carcajadas, de rascarme el culo, de preguntar lo que no entiendo, 
de opinar lo que pienso, de compartir lo que siento, de pedir ayuda, 
de ponerme faldas, de ir a la playa, de comer o llorar en la calle, 
de ir sin sujetador, de pintarme, de salir sin pintar, de bajar a la calle despeinada, 
de usar esa ropa que dicen que no me pega nada, 
de llamar a quien echo de menos, de tomar la iniciativa, de decir que no, 
de decir que sí, de quejarme, de vanagloriarme, de estar orgullosa, 
de admitir que estoy asustada...


viernes, 10 de abril de 2015

Me ha vuelto a suceder


Hola chicos-as:

Estos días ando liada con mis sobrinos, que están de vacaciones y los tengo en casa,
apenas me dejan tiempo para escribir ni estar aquí con vosotros el tiempo que me gustaría.
Son un poco revoltosos y me llevan loca.
Más todo lo que llevo en la cabeza... pero os cuento.
Metida en la vorágine de estos días de Semana Santa he seguido afrontando situaciones y 
momentos en los que he estado con mis amigos y los amigos de mi hermana y mi cuñado. 
Este fin de semana ha sido muy movido, de echo no he parado, 
apenas he tenido tiempo de respirar ni de pararme a pensar hasta ahora de todo lo sucedido. 
Como os comenté, el viernes tuve un cumpleaños, no fue tan mal como vaticinaban mis pensamientos, 
en esta ocasión conseguí estar más tranquila y relajada que en las últimas quedadas. 
Me dejé llevar por el ambiente que, afortunadamente, era bastante bueno y distendido. 
Quizá el echo de que me encontrase más cómoda fuese que estábamos en casa de una de mis amigas 
y no en cualquier bar o pub... no lo sé... 
Reconozco que al final lo acabé pasando bien.
Y, algo muy importante, NO necesité alcohol para desinhibirme.

El sábado estuve con el equipo de fútbol de mi sobrino. 
Tenían un torneo y me fui con ellos todo el día al club. 
Salí de casa a las 9.30 de la mañana y no regresé hasta las 20 horas. 
Fue un día largo y caluroso aunque el tiempo nos estuvo volviendo locos a más de uno. 
Aun así, estuve bien durante todo el día. 
Ya os he contado en alguna ocasión que he ido con mi sobrino a llevarlo a jugar 
y he estado con los padres del resto de niños y con ellos me llevo bien, 
me hacen sentir a gusto y cómoda... y en esta ocasión, no ha sido menos. 
He estado como siempre con ellos, cada día mejor, nos llevamos muy bien entre todos y, 
en el fondo, somos como una pequeña-gran familia unidos por el deporte. 
Comimos todos juntos en una hamburguesería y ese fue el único momento donde admito que, 
solo al principio, tuve un pequeño momentín en el que me sentí algo cohibida, 
pero fue algo que pasó en seguida, pronto empezamos con bromas y buen rollo 
y me olvidé de mis "paranoias". 
Nuestros peques no consiguieron llegar a la final pero estuvieron muy cerquita 
y allí estábamos nosotros animándolos en todo momento. 
Consiguieron el pase a la semifinal en los penaltis y ahí cayeron por muy poco, mala fortuna, 
pues el balón no quiso entrar las múltiples ocasiones que tuvieron.

Por fortuna, tuve el domingo para descansar y reponerme un poco, pues el lunes fue festivo, 
Lunes de Mona o Lunes de Pascua y, nuevamente con la gente del equipo, 
y algunos más, me fui a pasar el día a Novelda. 
Hay un parque allí, al cual no había ido nunca, que está bastante bien para poder pasar el día, 
está acondicionado con algunas mesas, servicios y barbacoas para poder hacer fuego 
y preparar alguna paellita o parrilla a la leña. 
Aunque el día no nos acompañó, pues estaba nublado y hacía frío, pasamos un buen día. 
Comimos, bebimos, nos reímos, los niños lo pasaron de fábula pues allí pueden correr 
y jugar a voluntad y los padres pueden estar tranquilos, pues no hay problemas de coches. 
Sin embargo, este día sí que hubo momentos en los que lo pasé mal. 
Volví a sentir esa sensación de estar de más, a sentirme fuera de lugar,
me volví a sentir un estorbo, a pesar de que nadie me dijo nada en ningún momento. 
Tuve esos momentos en los que no sabía qué hacer o qué decir, 
a quién dirigirme o en qué grupo acercarme... no sabía si estar de pie o sentada... 
me daban ganas de coger mi mochila y echar a andar un rato lejos del grupo yo sola y perderme, 
aunque no lo hice, aguanté como pude. 
A ratos echaba mano a mi libreta e intentaba escribir pero me resultaba imposible, 
 había demasiada gente, demasiada excitación a mi alrededor, 
así me era imposible concentrarse en nada y opté por cejar en el empeño, 
simplemente aguanté el tipo y permanecí allí, de pie la mayor parte del tiempo, 
a un lado y casi sin hablar... 
Volví a sentirme mal conmigo misma...
Volví a sentir que no encajaba, por más que lo intento... 
Volví a sentir que ese no era mi lugar...
No os imagináis cómo me sentí, entonces y ahora, 
ni siquiera soy capaz de describirlo...


viernes, 3 de abril de 2015

¿Qué es lo que me pasa?


Es curioso pero, últimamente no me siento bien en ninguna parte. 
Este fin de semana pasado salí con mis amigas. 
Habíamos quedado para cenar e irnos de fiesta.
Nosotras solas. Solo las chicas.
Pues hacía mucho tiempo que no salíamos a pasarlo bien ni quedábamos todas juntas.
Siempre ocurre algo o falta alguna.
Y esta fue una excepción, acudimos todas.
Sin embargo, hace más de un mes que sabía lo de la cena y no tenía ganas de ir.
¿Por qué? Francamente, no lo sé, simplemente no tenía ganas de ir, así de sencillo.
Conforme se acercaba la fecha más convencida estaba de no ir, pero finalmente y sin mucho ánimo fui.
 Son mis amigas de toda la vida, las pocas que conservo, aun no sé cómo ni por qué
me soportan o por qué son amigas mías, pero ahí están.
Después de dar mil vueltas para poder aparcar, pues parece que el universo se confabuló
para ponérnoslo difícil esa noche, llegamos al restaurante.
Fue una noche... curiosa, pues en ningún momento llegué a sentirme cómoda con ellas,
como si fueran extrañas para mí o como si la desconocida fuera yo ¿cómo explicarlo?
Estaba presente pero no me sentía integrada en el grupo, no estaba en las conversaciones,
me perdía, no sabía de qué hablaban, no las entendía a veces...
Todo fue muy raro. Y ellas lo notaron.
E incluso me lo dijeron.
No estás aquí, ¿qué te pasa? me soltaron.
Ni yo misma lo sé.
Pero parecía que estaba viviendo esos momentos desde fuera,
como el que está viendo una película en su casa.
Mi cuerpo estaba allí pero yo no era consciente. Me sentía fuera de lugar.
 Una sensación muy... desconcertante.
Después de la cena vino el momento de decidir a dónde íbamos a tomarnos unas copas
y ahí llegó el dilema, pues hace tanto que no salimos que no sabíamos hacia donde dirigirnos
ni qué tipo de música ponían en cada sitio...
Total que, acabamos en un pub que está de moda y estaba hasta los topes, casi no se podía entrar
de la cantidad de gente que había y nos quedamos prácticamente al lado de la puerta.
No puedo decir que lo pasase mal ni que me diera una crisis de ansiedad,
pero no me sentía bien allí, me invadía esa sensación constante que tengo desde hace tiempo
y empezaron a venirme pensamientos a la cabeza tipo
"¿qué hago aquí?, no pinto nada, estoy de más, esto es una mie..a,
qué agobio de gente, no se puede una mover...
 hay sitios mejores... siempre es lo mismo... " nuevamente,
me sentía fuera de lugar, aquel no era mi sitio.
Y pronto deseé largarme de allí, pero no dije nada, me fui a la barra como pude,
me pedí una copa y aguanté apartada en un rincón hasta que dijeron de irnos.
Respiré aliviada cuando llegué a casa. Por fin había acabado todo.
Aunque seguía dándole vueltas a la cabeza.
No entiendo por qué me sentí tan incómoda con mis amigas.
Lo curioso es que no es la primera vez que me ocurre.
Cada vez que quedamos o nos juntamos, sea para salir, ir al cine, quedar en alguna casa...
me siento así... ¿por qué? es algo que aún he de descubrir.
Hoy tengo un cumpleaños.
Doble. Pues son mellizas. Veremos cómo me va.
Como imaginaréis, ya mi mente empieza a vaticinar cosas desastrosas,
no lo puedo evitar, pero sí puedo no hacerles caso y afrontar situaciones y rebatir
estos pensamientos, que me llevan por la calle de la amargura,
actuando y demostrándome a mí misma que no son ciertos.
Sin embargo...
¿Por qué me siento mal?
¿Tan incómoda?
¿Por qué siento que estoy de más?
¿que sobro, incluso que estorbo?