Hace
unos días os hablaba de la Parálisis del sueño y en él se mencionaba a
unos seres o presencias que se detectan en este estado por las personas
que padecen de este trastorno. Muchos dicen que ven o presienten que hay
alguien o algo encima de ellos, como una presencia maligna que les
oprime el pecho, dificultándoles así respirar con normalidad. Son unos
demonios llamados Íncubos y Súcubos. Os adjunto la información que he
encontrado acerca de ellos, pues es la primera vez que oigo hablar de
estos seres mitológicos.
Lunnaris
Muchos creen
que los súcubos y los íncubos son como esos típicos demonios alados, con
cuernecitos y cola. Nada más lejos de la realidad. Son demonios horribles, sí,
pero su aspecto cuando se mueven por nuestro mundo no les delata en absoluto.
Demonios
súcubos:
Estos
demonios poseen siempre el aspecto de una mujer de belleza extraordinaria, piel
perfecta y cabello oscuro o rojizo. Posiblemente, el mismo aspecto de Lilith,
Reina de la Oscuridad y la Noche, de quien se cree que descienden todos los
demás súcubos.
Se esconden
tras esta atractiva fachada para conseguir atraer y tentar a los mortales que
se cruzan en su camino. Su única misión es atraer primero para atormentar
después.
Sus
movimientos son ágiles y precisos. Su forma de caminar es muy seductora y
cuentan con una gran presencia y carisma. Ese tipo de carisma que fascina y
casi deja hipnotizado a su interlocutor, aunque un espectador avispado podría
saber que se trata de un demonio por ese destello en su mirada de oscuro y
enfermizo deseo.
Hablan
varios idiomas, por lo que no tienen problemas para entablar conversaciones y
establecer nuevas relaciones sociales. Podrían considerarse la compañía ideal
si no fuese porque, en ocasiones, se dejan llevar y sacan su lado más lascivo.
Los demonios
súcubos no necesitan mostrarse agresivos y, además, rehúyen los conflictos.
Prefieren usar su capacidad de persuasión y don de gentes para conseguir sus
propósitos. Además, en caso de necesidad, no dudarán en adoptar el papel de
víctima o de damisela en apuros. Incluso pueden enredar y poner a unos en
contra de otros por simple diversión.
Una vez
tienen elegido al mortal procuran alejarse con él de la multitud, y entonces
usan su capacidad de sugestión, muy parecida a la de los vampiros, para hacerle creer prácticamente
cualquier cosa que deseen. Cuando la víctima entra en ese estado hipnótico pasa
a ser atacada por el súcubo, que consume la energía de la víctima mientras
mantienen relaciones sexuales.
Estos
demonios se nutren de la energía vital del mortal, energía que también les
permite mantener ese aspecto joven y encantador.
Tras el
estado de inconsciencia, las víctimas pasan a un sueño profundo del que suelen
despertar agotadas, deprimidas y con la sensación de haber vivido una horrible
pesadilla, aunque si el súcubo se excede extrayendo energía es posible que no
consigan despertar y acaben muriendo.
Algo que
divierte mucho a estos demonios súcubos es atacar a hombres virtuosos o que han
hecho voto de castidad. Les encanta atormentarlos al despertar del sueño con
recuerdos de orgías y perversiones que los hacen sentir muy avergonzados.
Aunque no es
habitual, en ciertas ocasiones los súcubos muestran su verdadero aspecto
mientras mantienen relaciones con sus víctimas. Los ojos de serpiente, los
colmillos, las alas de murciélago y la cola son un “extra” de martirio del que
disfrutan cuando su víctima no les gusta especialmente.
El demonio
íncubo es la contrapartida masculina del súcubo. Un hombre joven, muy atractivo
y fuerte que seduce y atrae generalmente a mujeres, a las que atormenta de la
misma manera que suelen hacerlo los súcubos.
Existe la
teoría de que estos demonios son descendientes de ángeles caídos que han
degenerado en succionadores energéticos. Aunque también se dice que, en
realidad, los íncubos y los súcubos son el mismo tipo de demonio, que adopta la
forma de hombre o mujer según los gustos de su víctima.
Suelen
acercarse a todo tipo de mujeres; mayores o jóvenes, casadas, solteras o
viudas, aunque comparten con los súcubos su debilidad por las mujeres
religiosas y de férrea moral, sobre todo las novicias. Disfrutan sabiendo el
dolor y la vergüenza que causarán a sus víctimas al despertar de su espantoso
sueño.
Muchas de estas mujeres pueden incluso quedar
embarazadas. Cuando esto ocurre existe la posibilidad de que el bebé nacido sea
un engendro a disposición de las fuerzas del mal, o un poderoso humano mágico
que se decline por hacer el bien. Un ejemplo de este último caso es el del mago
Merlín, de quien se cuenta que nació de la oscura seducción de un íncubo a una
monja.
Encantamientos
de cama:
Los súcubos
e íncubos tienen la capacidad de realizar un encantamiento al lugar donde se
produce el ataque sexual, generalmente, la cama de la víctima, de manera que
cada vez que ésta descansa sobre dicha cama se drena parte de su energía, que
pasa directamente al demonio aunque esté lejos del lugar.
Este
poderoso hechizo puede acabar con la vida del mortal mientras que hace más
fuerte al demonio. Así, cuantas más víctimas consiga, más poderoso se vuelve.
(Fuente:www.seresmitológicos.net)
No hay comentarios:
Publicar un comentario