lunes, 24 de agosto de 2015

Equivocación chispeante


Un amigo mio que se encontraba estudiando en Madrid, recordó un día que su novia necesitaba unas gafas graduadas, así que una tarde se decidió y fue a una óptica a comprárselas. Después de ver unos cuantos modelos se decidió finalmente y le compró unas que le parecieron apropiadas.

La dependienta se las envolvió y pagó la cuenta, pero al marcharse en lugar de coger la caja que contenía las gafas cogió otra muy parecida que estaba sobre el mostrador, que contenía unas bragas y que seguramente alguna cliente se había dejado olvidada.

Mi amigo no se dio cuenta de la equivocación, así que, desde allí mismo se fue a correos y envió la caja a su novia junto con una carta.

A los pocos días la novia recibió el paquete y quedo perpleja tanto por el contenido como por lo que su novio le escribía. La carta decía así:


" Querida mía:

               Espero que te guste el regalo que te envío, sobre todo por la falta que te hacen 
ya que no tienes ninguna, pues las otras que tenias llevabas mucho tiempo con ellas 
y éstas son cosas que tienen que cambiarse de vez en cuando.
               Espero que haya acertado con el modelo, la dependienta me dijo que eran la última moda 
y me enseñó las suyas que eran iguales.
               Para ver si eran ligeras me las puse allí mismo. ¡No sabes como se rió la dependienta! 
Como te imaginarás estos modelos femeninos quedan muy graciosos en los hombres y más a mí 
que ya sabes que tengo unos rasgos muy alargados.
               Una muchacha que había en la tienda me las pidió, se quitó las suyas y se las puso para que yo viera el efecto que hacían. Las vi estupendas, me decidí y las compré.
               Póntelas y enséñaselas a tus padres, a tus hermanos, en fin, 
a todo el mundo a ver que te dicen. 
Al principio te sentirás muy rara acostumbrada como estás a ir con la viejas y más ahora 
que has estado tanto tiempo sin llevar ninguna.
               Si te están muy pequeñas me lo dices, que si no te van a dejar señal cuando te las quites 
para ir a la calle y todo el mundo va a notar que te las has quitado. 
Ten cuidado también si te están grandes, no sea que vayas andando y se te caigan.
               Llévalas con cuidado y, sobre todo, no vayas a dejártelas por ahí y las pierdas, 
que tienes la costumbre de llevarlas en la mano para que todos vean tus encantos.
               En fin, para que te voy a recomendar nada más; 
sólo te digo que estoy deseando vértelas puestas.
Este es el mejor regalo que podía hacerte, cariñó.

                                                                                           Te quiere, Roberto. "



3 comentarios:

  1. Hola, chicas!!
    Este relato tiene su tiempo y desconozco al autor, por tanto no sé si ocurrió en realidad o solo es ficción, pero tiene su punto.
    ¿Imagináis la situación? ¿La cara de la novia al leer la carta?
    Si es que... no se puede ir tan despistado por la vida... jejeje
    Besitossssss.

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