La mitomanía es un problema que afecta a personas con un nivel de autoestima muy bajo. Es su forma de llamar la atención, a través de la exageración o de la invención de historias o anécdotas. Adoptan una posición que les hace parecer más importantes, afortunadas, ricas o inteligentes porque quieren impresionar y que los demás les acepten y les respeten porque tiene mucho miedo al rechazo social.
Los
mitómanos buscan aumentar su nivel de autoestima con la mentira. Muchos no
persiguen un beneficio económico, sino que saben que mienten y disfrutan con
ello. Les encanta engañar a personas que son más importantes o inteligentes que
ellos.
Otras veces
es un comportamiento habitual que empezó como un recurso para salir de un apuro
o conseguir algo. Si es reiterativo y se constata que funciona ante los demás,
se convierte en hábito. Algunos grandes mentirosos, como los timadores, son
modelos para quien quiere lograr algo de manera rápida y sin esfuerzo.
El
objetivo de los mitómanos es ser el centro de atención de su auditorio. Por
este motivo, eligen como tema de sus mentiras grandes gestas o grandes dramas
personales. Es decir, buscan la atención a través de la admiración o la
compasión de los demás. o de inventar un historial académico, profesional o artístico impresionante.
En otros
casos, se exageran hasta el drama acontecimientos que para otras personas
pueden ser normales, como contratiempos cotidianos o roces de poca importancia
con compañeros de trabajo.
No es
habitual que las personas que sufren mitomanía acudan a un especialista en
busca de ayuda psicológica. Su objetivo es mentir sin que se sepa que mienten. Las
personas allegadas y las víctimas son quienes, en general, denuncian la
situación y buscan ayuda.
En todo
caso, el tratamiento psicológico requiere siempre la colaboración activa del
paciente. Pero esto es difícil, ya que no se consideran enfermos por ser
mentirosos o, por las satisfacciones que obtienen, carecen de interés por cambiar. Ahí reside la dificultad de que un mitómano inicie un tratamiento. La importancia de que las personas de su entorno le hagan entender que
sus mentiras no se aceptan y no conducen a nada.
Una
psicoterapia psicoanalítica puede permitir en algunos casos, mediante un
trabajo de introspección, buscar otra manera de responder y reaccionar a las
situaciones estresantes. Un abordaje terapéutico conductual puede tener también
algún efecto positivo.
No hay datos
concisos sobre el porcentaje de personas afectadas por este problema. Tampoco
se sabe si afecta más a hombres o a mujeres ni hay rasgos específicos de personalidad
que caractericen a los mitómanos, aparte de la tendencia a sufrir una baja
autoestima. Pero hay probabilidades de que se diagnostique con
mayor frecuencia en los trastornos de la personalidad antisocial, narcisista,
histriónico y límite.
No se debe
confundir la mitomanía con la simulación, en la que el sujeto es plenamente
consciente de los relatos que cuenta y de sus acciones. En la mitomanía, la
motivación es inconsciente, aunque esto no significa que el mitómano no se dé
cuenta de que miente.
El interés
que suscitan las historias inventadas en las personas que las escuchan
satisface al mitómano y refuerza su enfermedad. Es frecuente el rol del psicópata seductor,
que destaca por un encanto superficial, pero que "hunde en el aspecto
emocional a la víctima y obtiene de ella todo lo que puede: dinero, posición de
influencia o sexo".
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