Descansa en Paz

Esta ultima semana ha sido muy dura. 

Han sido unos días muy duros, en que he tenido que lidiar con la ansiedad, 

una ansiedad muy fuerte ante un evento irremediable, tenso y difícil. 

Afrontando la enfermedad y fallecimiento de un familiar muy allegado. 

Y es que nada se podía hacer. Desde Navidad hasta aquí, ha ido hacia abajo, 

en picado, se le complicaron las cosas y nada más se pudo hacer por él. 

Tan solo esperar a su lado a que llegara ese fatídico momento en que, 

rodeado de sus seres queridos, exhalara su último aliento. 

Hace años que enfermó. 

Hubo acontecimientos en un pasado que lo llevaron a estar de este modo.

 Pero con medicación y tratamiento y, sobre todo,

 mucho correr, pelear y padecer por parte de la familia,

se estabilizó y consiguió salir adelante.

Fueron años muy duros, para mis abuelos, mi madre y mi tía,

 en los que yo apenas lo recuerdo, pues era una niña y no sabía qué estaba pasando. 

Casi no recuerdo cuando él estaba bien.

Tengo mis lagunas, pero no quise preguntar.

Vivía con su mujer e hijos pero el domingo por la noche empezó a sentirse peor, 

lo llevaron al hospital y lo ingresaron, esa misma noche entró en coma, 

hasta que miércoles lo subieron a planta porque, según nos dijeron los médicos,

nada se podía hacer ya por él y que era cuestión de horas, no se sabía, 

según lo que su corazón aguantara.

Y allí estuvimos con él.

Hasta que el jueves, se nos fue. 

Ya descansa tranquilo.

Ha dejado de sufrir y se ha reunido con sus padres,

que tanto quería.

 Trato aún de asimilar todo lo ocurrido, no me lo creo todavía. 

Se me hace raro pensar que ya nunca más lo volveré a ver. 

No tengo palabras para expresar cómo me siento en estos momentos.

El desconsuelo que deja en todos nosotros su pérdida.

Allá donde estés, que tu alma descanse.

Hasta siempre tío.

D.E.P.